Con el nombre de “iglesias de Serrablo” se conoce a un grupo de templos medievales, con características similares y peculiares, levantados en tierras del Gállego, en un territorio que puede tener como centro geométrico la ciudad de Sabiñánigo.
Sobre este conjunto arquitectónico los investigadores han levantado dos teorías, dividiéndose en dos grupos: los “serrablistas”, que defienden su filiación mozárabe y los “larredenses”, que defienden su origen románico lombardo.
Los primeros, con Durán Gudiol a la cabeza, argumentan su teoría en la presencia de elementos arquitectónicos tales como arcos de herradura, algunos enmarcados en alfiz, los frisos de baquetones en los ábsides y las torres que recuerdan los minaretes. A la vez, recuerdan la presencia en el valle de una importante comunidad mozárabe en el siglo X.
Los segundos, encabezados por los profesores de la Universidad de Zaragoza Esteban Lorente, Galtier Martí y García Guatas, desmontando la teoría anterior, afirman que la estructura de los templos es plenamente románica, obedeciendo ya a las exigencias del nuevo rito romano implantado en el reino de Aragón por Sancho Ramírez, y que la decoración de los ábsides responde a la tradición lombarda. Justifican la presencia de elementos como los arcos de herradura, concluyendo que no bastan para su filiación mozárabe. Fechan los edificios principales entre los años 1070 y 1090, siendo más tardíos otros considerados como sus epígonos.
Desde Biescas podemos establecer varias rutas para visitar en unas pocas horas algunos de estos templos:
- Ruta 1. Gavín: En el pueblo de Gavín, hasta la Guerra Civil, la iglesia parroquial era de este estilo. Hoy puede verse parte del ábside, trasladado y reconstruido piedra a piedra, en el parque de Sabiñánigo. Pocos kilómetros más arriba del pueblo se encuentra la ermita de San Bartolomé, de la que destacamos su torre y sus adornos solares. En frente del pueblo, yendo por la pista de Sía a Yésero, podemos visitar los restos del monasterio de San Pelay, hasta hace pocos años enterrados y ocultos.
- Ruta 2. Espierre: Se puede llegar por pista asfaltada hasta Barbenuta. De Espierre nos separan unos pocos centenares de metros, eso sí, por pista sin asfaltar. En este último núcleo se puede visitar la parroquial románica y un par de ermitas, la de Santa María o Nª Sra. de Pallariecho, junto a la barrera y recientemente acondicionada y la de San Juan Bautista, a media hora andando.
- Ruta 3. Orilla izquierda del Gállego: Siguiendo la pista asfaltada que une la Conchada de Biescas, con Latas y Sabiñánigo, nos encontramos con todo un rosario de iglesias de este estilo. El primer templo que nos sale al paso es la iglesia parroquial de Orós Bajo. Más adelante hay que desviarnos para visitar la parroquial de Oliván y volviendo de nuevo a la pista, dos kilómetros más al Sur, nos tropezamos con la maravilla de la ermita de San Juan de Busa. Siguiendo siempre hacia mediodía, llegaremos a San Pedro Lárrede, iglesia madre y principal de todo este conjunto. No nos despedimos aún porque por el camino aún nos esperan un par de sorpresas en Satué y en Latas. No nos conformemos sólo con admirar los exteriores, los frisos de baquetones y las arquerías ciegas de los ábsides, los arcos de herradura y demás elementos característicos. Es posible visitar los interiores de los templos de Oliván, San Juan de Busa y Lárrede. Sólo tienen que ir y, si no encuentran abierta la puerta, es posible pedir la llave.
- Ruta 4. Hacia Sobrepuerto: Si salimos de Oliván (también se puede visitar esta iglesia en esta ruta) la pista de Sobrepuerto nos deparará más sorpresas. Se puede recorrer a pie o con vehículo, preferentemente con todoterreno. Caso de esta segunda opción es necesario pedir autorización y llave en el Ayuntamiento de Biescas. En el kilómetro dos está el desvío a Susín, donde nos espera la magnífica y entrañable iglesia de Santa Eulalia. Tras doce kilómetros más y, ya a vista de tierras del río Ara, llegamos a las ruinas de Basarán, cuya iglesia fue desmontada piedra a piedra y trasladada a El Formigal, donde fue montada de nuevo, eso sí, con su fisonomía original notablemente alterada. Desde el cuello de Basarán seguimos hasta el Cuello de Ainielle (los andarines no tendrán problemas, para ir con todoterreno hace falta pericia) y desde allí, necesariamente andando, en hora y media llegamos a Otal, donde está la última de las iglesias.
Por supuesto que existen más templos de este estilo, pero sus rutas parten desde otros lugares. Desde Sabiñánigo no podemos olvidar las cercanas iglesitas de Isún de Basa y Ordovés así como el conjunto de la orilla derecha del Gállego presidido por Lasieso. Aguas abajo del Gállego podremos visitar San Juan de Rasal y el epígono de Yeste. Ya hacia Jaca, encontraremos la ermita de Aspirilla, en Espuéndolas y la parroquial de Lerés. Y más allá de esta ciudad nos aparecen la iglesia de Larrosa, en la Garcipollera, así como la torre de Guasillo y las iglesias de Asieso y Banaguás en La Solana de Jaca.
Además tenemos en la zona algunas buenas muestras de románico, del llamado tipo francés o jaqués así como de sus versiones rurales en El Salvador de Biescas, Betés y el citado de Espierre. Y ya fuera del término municipal, pero en la zona, en Allué, Orús, Cillas, Rapún, Sorripas y muchos pueblecitos del llamado Campo de Jaca.